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Corre el año 2536. Los humanos han tenido que abandonar la tierra tras décadas intentando salvar la capa de ozono y depurar el agua para tener agua potable para todos. La mayoría han emigrado a otras galaxias. Pero Crispín y su familia decidieron quedarse en la Luna.
En la Luna, Crispín y su familia vivían en una especie de casa prefabricada instalada sobre la superficie lunar cubierta por una gran bóveda. Era como una ciudad en miniatura. Tenían de todo. Los padres de Crispín habían logrado crear un ecosistema artificial en el que no faltaba de nada.
- Papá, ¿por qué nos hemos quedado tan cerca de la Tierra y otros se han ido mucho má? lejos? -preguntó un día Crispín-
- Porque nosotros vamos a salvar la Tierra -dijo su padre-
- ¡Sí, hombre! ¡Que te lo crees tú! -dijo Crispín, entre burlón y desafiante-. Miles de científicos llevan décadas intentándolo. ¿Qué vas a hacer tú que no puedan hacer ellos?
- Yo tengo una idea mejor -respondió su papá-. ¿Me ayudarás?
- Bueeeno... -dijo Crispín. En el fondo, adoraba la idea de volver a la Tierra.
- ¿Cómo lo vas a hacer? -preguntó el niño-
- Mi proyecto tiene nombre: "Las super abejas" Mira hijo, la gente no se ha ido de la Tierra solo porque no quedase agua potable o la capa de ozono estuviera destrozada. Hace siglos que los científicos inventaron un forma de crear ozono artificial. En cuanto al agua, todavía es posible depurarla.
- Entonces, ¿cuál fue el problema? -preguntó Crispín.
- Las abejas se extinguieron casi por completo -respondió su papá-. Nosotros nos vinimos aquí con las últimas cien abejas que quedaron vivas.
- ¿Y por eso te pones el traje de astronauta para entrar en la zona prohibida? -preguntó Crispín-.
- Algo así -respondió su papá.
- Cuéntame más -pidió el niño.
- Las abejas son fundamentales para la polinización. Es algo complicado. Digamos que sin polinización no crecen los cultivos y sin cultivos no hay comida, ni para los humanos ni para los animales -dijo el papá de Crispín.
- Entonces… ¡Nos hemos idos porque no había comida en la Tierra! -dijo sorprendido Crispín.
- Exacto -dijo su papá. Pero tengo ya casi listo una gran batallón de super abejas para volver a la Tierra. Las dejaremos allí, a ver si van consiguiendo algo. Poco a poco iremos llevando algunos de los animales que nos hemos traído, cuando críen y podamos asegurar la continuidad de la especie.
Con el tiempo, el plan del papá de Crispín dio sus frutos y los humanos pudieron volver de nuevo a la Tierra. Eso sí, esta vez comprendieron lo importante que era cuidar más del medio ambiente si no querían volver a lamentar las consecuencias.
En la Luna, Crispín y su familia vivían en una especie de casa prefabricada instalada sobre la superficie lunar cubierta por una gran bóveda. Era como una ciudad en miniatura. Tenían de todo. Los padres de Crispín habían logrado crear un ecosistema artificial en el que no faltaba de nada.
- Papá, ¿por qué nos hemos quedado tan cerca de la Tierra y otros se han ido mucho má? lejos? -preguntó un día Crispín-
- Porque nosotros vamos a salvar la Tierra -dijo su padre-
- ¡Sí, hombre! ¡Que te lo crees tú! -dijo Crispín, entre burlón y desafiante-. Miles de científicos llevan décadas intentándolo. ¿Qué vas a hacer tú que no puedan hacer ellos?
- Yo tengo una idea mejor -respondió su papá-. ¿Me ayudarás?
- Bueeeno... -dijo Crispín. En el fondo, adoraba la idea de volver a la Tierra.
- ¿Cómo lo vas a hacer? -preguntó el niño-
- Mi proyecto tiene nombre: "Las super abejas" Mira hijo, la gente no se ha ido de la Tierra solo porque no quedase agua potable o la capa de ozono estuviera destrozada. Hace siglos que los científicos inventaron un forma de crear ozono artificial. En cuanto al agua, todavía es posible depurarla.
- Entonces, ¿cuál fue el problema? -preguntó Crispín.
- Las abejas se extinguieron casi por completo -respondió su papá-. Nosotros nos vinimos aquí con las últimas cien abejas que quedaron vivas.
- ¿Y por eso te pones el traje de astronauta para entrar en la zona prohibida? -preguntó Crispín-.
- Algo así -respondió su papá.
- Cuéntame más -pidió el niño.
- Las abejas son fundamentales para la polinización. Es algo complicado. Digamos que sin polinización no crecen los cultivos y sin cultivos no hay comida, ni para los humanos ni para los animales -dijo el papá de Crispín.
- Entonces… ¡Nos hemos idos porque no había comida en la Tierra! -dijo sorprendido Crispín.
- Exacto -dijo su papá. Pero tengo ya casi listo una gran batallón de super abejas para volver a la Tierra. Las dejaremos allí, a ver si van consiguiendo algo. Poco a poco iremos llevando algunos de los animales que nos hemos traído, cuando críen y podamos asegurar la continuidad de la especie.
Con el tiempo, el plan del papá de Crispín dio sus frutos y los humanos pudieron volver de nuevo a la Tierra. Eso sí, esta vez comprendieron lo importante que era cuidar más del medio ambiente si no querían volver a lamentar las consecuencias.
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